El ratón de la corte y el de campo
Un Ratón cortesano,
Convidó con un modo muy urbano
A un Ratón campesino.
Dióle gordo tocino,
Queso fresco de Holanda,
Y una despensa llena de vianda
Era su alojamiento,
Pues no pudiera haber un aposento
Tan magníficamente preparado,
Aunque fuese en Ratópolis buscado
Con el mayor esmero,
Para alojar a Roepán Primero.
Sus sentidos allí se recreaban;
Las paredes y techos adornaban,
Entre mil ratonescas golosinas,
Salchichones perniles y cecinas.
Saltaban de placer, ¡ Oh, qué embeleso!,
De pernil en pernil, de queso en queso,
En esta situación tan lisonjera
Llega la despensera.
Oyen ruido, corren, se agazapan,
Pierden el tino, mas al fin se escapan
Atropelladamente
Por cierto pasadizo abierto a diente.
¡ Esto tenemos!, dijo el campesino;
Reniego yo del queso, del tocino
Y de quien busca gustos
Entre los sobresaltos y los sustos.
Volvióse a su campaña en el instante
Y estimó mucho mas de allí en adelante,
Sin zozobra, temor ni pesadumbre,
Su casita de tierra y sus legumbres.